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Calificación Energética de Viviendas - Sellos en Marcha

Revista: BiT Nº108 CDT - CCHC
Sección: Sostenibilidad, extracto reportaje

Una decisión informada a la hora de comprar una casa es lo que busca instaurar el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) junto al Ministerio de Energía con el proceso de Calificación Energética de Viviendas (CEV). Se trata de un sistema que apunta a mejorar la calidad de vida de las familias por medio de la entrega de información objetiva del consumo energético del inmueble mediante  una etiqueta similar a la que actualmente se disponen en los electrodomésticos y automóviles. Es un instrumento de uso voluntario por parte de constructoras e inmobiliarias del país en las viviendas consideradas como “nuevas” con permiso de edificación posterior al 4 de enero de 2007.

Si bien la medida, como se mencionó anteriormente, es de carácter voluntario, más adelante se espera que sea obligatoria.

Así sucede en los países pertenecientes a la Unión Europea, donde esta medida es obligatoria desde hace unos 10 años atrás, indica Paula Colonelli, directora de ArqEnergía. “La Directiva 2002/CE/91 Unión Europea – Energy Performance of Building (EPBD) del año 2002 estableció la obligatoriedad a partir de 2006 de contar con esta certificación energética en cualquier contrato de venta o arriendo de cualquier tipo de edificación, ya sea residencial o de uso público, tanto para las construcciones nuevas o usadas, explica Colonelli. “Lo que significó un impacto muy grande ya que el campo de acción fue ni más ni menos que en todas las edificaciones existentes y nuevas”, agrega.

Para ello estableció que todos los países debían desarrollar su propia metodología a partir de ciertos criterios, todo esto con la finalidad de cumplir con el compromiso de Kioto y reducir las emisiones de dióxido de carbono.

Una vez transcurridos cuatro años de su implementación, en 2010 estableció otra directiva que mejora la anterior. De este modo, puso énfasis en el parque de viviendas existentes y en establecer requisitos mínimos de eficiencia, los que deben lograr un equilibrio óptimo entre las inversiones realizadas y los costos energéticos ahorrados a lo largo del ciclo de vida del edificio. Asimismo, exigió la revisión periódica de estos requisitos mínimos. Por otra parte, estableció que el consumo de energía sea casi nulo después de 2018 en edificios públicos ocupados y para todos los edificios nuevos después de 2020, entre otras disposiciones. Directivas posteriores estipularon la renovación de edificaciones existentes, precisa la experta.

Mercado

Para Colonelli, la CEV todavía se encuentra en una fase muy inicial. “Nosotros estamos calificando viviendas desde que el sistema está disponible (2013) y del año 2010 o antes, trabajando con las inmobiliarias en este tema”, afirma la experta.

“En general, las inmobiliarias interesadas en el tema son las que están preocupadas de mejorar la calidad energética y sustentabilidad de sus proyectos. Quieren conocer el sistema, qué significa cada nivel de calificación, cómo lo pueden lograr, cuál es la inversión requerida, etcétera. Con la asesoría que realizamos están mejorando sus proyectos”, explica.

A su parecer, es fundamental que se conozca la calificación energética,  que la gente que va a comprar una vivienda entienda el significado de esta etiqueta, que la exija o consulte al respecto. De esa forma las inmobiliarias las incorporarían a sus proyectos e incluso tratarían de mejorar la calificación respecto a su competencia.

Asimismo, tras tres años de funcionamiento de la CEV es necesario realizar ajustes al sistema,  como se ha hecho en Europa, mejorando la metodología, incluir  el sistema de distribución de calefacción, nuevos equipos , revisar y ajustar los niveles de eficiencia energética,  etcétera, precisa Colonelli.

Entre las inmobiliarias que han adoptado el estándar de eficiencia energética como parte de sus desarrollos está Idea. Rodrigo Granic, gerente de construcción de la inmobiliaria, señala que en 2013 tuvieron su primer acercamiento al tema de la certificación energética con la asesoría y calificación ArqEnergía. “Estamos instruidos en que todos nuestros proyectos tienen que ser calificados energéticamente”, señala. A la fecha, precisa el ejecutivo, llevan cuatro proyectos con calificación energética; mientras que actualmente, están llegando a la precalificación.

En cuanto al procedimiento, primero hacen un diagnóstico y evaluación, después determinan dónde quieren estar (qué letra quieren lograr en la certificación) y luego realizan los ajustes en la etapa de diseño el proyecto. Dentro de la asesoría se verifican implementos y materiales que favorezcan una calificación eficiente en el acondicionamiento térmico de las edificaciones. El experto apunta que si no se respecta un elemento, la casa puede pasar a “D”, lo que es rojo y no les satisface.

Con todo, Granic detalla que en la inmobiliaria están apuntando a que sus casas sean calificadas entre las letras “B” y “C”. “Nuestra base es la letra ‘C’ y nuestro principal foco es la calificación de arquitectura, sin dejar de lado la otra”, añade. En tanto, el interés radica, en parte, porque este sistema ofrece valor agregado a los proyectos y beneficia directamente a sus usuarios.

Finalmente, esta información se traspasa a los interesados. Un valor agregado en las nuevas construcciones del país, que desafía la normativa existente. Sellos en marcha.